No es difícil saber si se ha celebrado bien o no las fiestas en torno al Nacimiento del Señor. Si algo cambia en tu vida, si al terminar te siente más gozoso, más pleno, más ilusionado…es que en tu casa Cristo ha vuelto a venir. Si por el contrario regresas de las vacaciones frustrado, amargado y nostálgico mucho nos hemos de temer, querido amigo, que algo ha fallado. Y si encima todo sigue igual, y nada ha cambiado solo que has regresado con algo menos de dinero y algún kilo de más…es que el nacimiento del Señor ha ocurrido lejos de tu “castillo”. Así pues, aprovechemos este tiempo que Dios nos ofrece para reavivar en nosotros la conciencia de que su Hijo está entre nosotros porque vive, porque nació y reina, porque desde que Él se hizo uno de nosotros, nada es igual, todo ha cambiado. Os invitamos desde la Iglesia a “cobrar en efectivo el premio gordo que os ha tocado”: habéis sido rescatados por el Verbo encarnado. Ya nada es idéntico a ayer. Ya todo...