Un total de 201 niños han recibido durante estos tres primeros domingos de Mayo el Cuerpo del Señor en Illescas. Este acto se inscribe dentro del itinerario normal de Iniciación a la fe que ellos van realizando. Cada vez más se forma esta mentalidad: que la Primera Comunión no es un hecho aislado ni tan trascendente que pueda oscurecer su verdadera naturaleza, la de ser un "pasito más", dentro de los que van dando en su camino de maduración cristiana, junto a otros de semejante trascendencia (Entrega de la Biblia, Recepción de la cruz, Bendición de la Mesa, Confesión...).
Los hijos de las familias cristianas van siendo poco a poco, de manera adecuada a sus capacidades, iniciados al vivir cristiano. No bastan las clases de religión, que les aportan datos muy importantes de la "cultura de la Fe" (doctrina e instituciones católicas, historia de la iglesia, principales fundamentos de la vida moral cristiana, comparación con otras religiones y modos de vida, el arte, santos y otros cristianos ejemplares...). Las "catequesis" son una inmersión en la lingüística, la comunidad y el existir en Cristo. Esas catequesis van íntimamente unidas a la celebración de la Liturgia y los "Misterios cristianos", en ellas descubres a la Iglesia misma cuando se reúne el domingo. Así se sumergen (que esto es "bautizar") en un modo de entender la vida a la luz de la salvación y el amor de Dios. En esos grupos dominicales aprenden a vivir de la Palabra de Dios, a reconocer la voz del Señor y a dialogar con Él mediante la oración. Juntos aprenden a conformarse con la voluntad de Dios, a saber discernir entre el bien y el mal, y a buscar la propia vocación.
Hay que reconocer que son no pocos los padres que les acompañan y van ellos mismos recuperando y refrescando verdades y actitudes dormidas, aletargadas, ofuscadas por las ocupaciones y preocupaciones cotidianas Por medio de la escucha de la Palabra de Dios y el sacramento de la confesión, a través de la cercanía recobrada con la parroquia y sus sacerdotes, algunos adultos vuelven a la casa de Dios y se reencuentran de manera nueva con Jesús y su Iglesia.
La "Primera Comunión" es un pasito adelante en su adoración y evolución personal que ellos viven con alegría, comprendiendo cosas muy importantes: Jesús es un amigo que está Vivo, que quiere ser compañero mío, que me ama, que me ayuda a ser bueno y a mejorar en todos los aspectos de la vida. Sienten que hay algo grande que está ocurriendo, aunque es tan distinto de las otras cosas que ven y pasan en su vida que a veces les cuesta asumir del todo lo que supone esta fiesta. Pero es ese mismo carácter festivo y ese sentirse por un día tan importantes, lo que les hacer comprender que "algo muy grande debe estar pasando".
Estas misas se convierten para muchos en una auténtica "catequesis litúrgica", en la que los niños expresan su fe ante familiares y amigos que miran entendiendo a veces menos que los propios niños. Ellos catequizan a los adultos. La gestualidad y ligera teatralidad de estas misas, bien preparadas, con sencillez y pulcritud, han recordado a muchos que la fe es un bien inmenso para la persona. Porque hace brotar en ellos los sentimientos humanos más nobles: pureza, esperanza, caridad, generosidad, paz, amor...
Toda la Comunidad parroquial puede valorar estos acontecimientos, sin dejar caer en la pendiente del negativismo o el escepticismo por lo que de puramente formal, social y pasajero tienen estas celebraciones que algunos denostar y otros tratan de ridiculizar. Ellos no han entendido aquella frase de Jesús: "Dejad que los niños se acerquen a Mí" o aquella otra en la que reservaba el "cielo" tan solo "para los que se hagan como niños".
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