El mes de mayo lo dedicamos a la
Virgen María. Este tiempo primaveral florecido nos hace ofrecérselo a la Madre,
consagrárselo a Ella. El Papa Francisco en la carta, “Rico en Misericordia”, para
la preparación a este año santo jubilar nos dice al final del escrito “que el
pensamiento se ha de dirigir continuamente a la Madre de la Misericordia. La
dulzura de su mirada nos acompaña en este año Santo, para que todos podamos
redescubrir la alegría de la ternura de Dios”.
Nosotros, los illescanos, cuando
pensamos en la Madre de la Misericordia no podemos dejar de acordarnos del
cuadro que el Greco pintó y está en nuestro Santuario, según miramos al altar
en el lado derecho. Con mucha grandeza representa a una Mujer de forma alargada
vestida de color carmesí y azul envolviendo
a unos hombres con vestimenta propia de la nobleza toledana del siglo XVII.
En el ADN de nuestro pueblo hay una
vivencia de verdadera devoción a la Madre de Dios. Una auténtica relación con
la Virgen María que ha estado presente desde siempre para que no nos
paganicemos, ni nos enfriemos en el seguimiento de Jesús por los pequeños o
grandes ídolos que en la vida se han podido o pueden presentarse. Esa auténtica
devoción, que la observamos plasmada en ese cuadro, está fundamentada en dos
pilares:
- La Virgen María es un puente para
llegar a la ternura y amor de Dios. Muchas veces nosotros, cristianos,
para llegar a Dios, o lo creemos imposible porque vemos que es un ideal
irrealizable, o lo descafeinamos y lo hacemos a nuestra medida. En nuestro
pueblo tenemos muchos ejemplos concretos para constatar esto. Ahora celebramos
las primeras comuniones. ¡Cuántas familias y niños están viviendo este acontecimiento
de gracia en nuestra parroquia! Nosotros los cristianos podemos pensar que esto
es algo externo a la vida de la parroquia. No lo vemos como algo importante y
que necesita nuestra acogida, nuestra oración, nuestra preocupación, nuestro sacrificio
ofrecido para que por estas familias Dios pase. La Virgen de la
Misericordia-Caridad en nuestros antepasados les ha hecho en tantos momentos
ser acogedores, comprometidos…, porque no querían otra cosa sino que Dios
estuviera presente. Este puente que es la Virgen Madre está representado en el
cuadro con dos colores el azul y el rojo carmesí. Estos colores nos hablan del
amor de Jesús (el rojo carmesí) y la colaboración nuestra (el azul). Dios
quiere contar con nosotros, con nuestras obras sean grandes o pequeñas. Tenemos
la posibilidad en este mes de mayo de acudir ante la presencia de la Virgen de
la Caridad para ofrecernos. A las 9 de la
mañana los sábados rezándole, pidiendo su intercesión. Preparándonos para la
consagración de toda nuestra parroquia a la Virgen el último sábado del mes. ¡Si
entendiéramos lo importante que es esto! Que es Ella la que nos lleva a Jesús porque
nos transforma y nos modela desde dentro cuando juntos se lo pedimos.
- La Virgen María envuelve a todos,
no excluye a nadie. Una verdadera devoción a la Virgen nos hace ser
universales, nos hace salir de nuestros provincianismos y localismos. En la fe
puede haber muchos provincianismos. ¿Cuándo se da esto? Cuando somos jueces de
los demás, cuando creemos que tenemos la verdad, cuando no somos humildes. Para
nuestros antepasados la devoción a la Virgen de la Caridad, a la Madre, ha sido
motivo de unión y común-unión. Y por eso Ella ha sido causa de la Alegría del
pueblo y de los que estaban alrededor.
Sigamos en este mes de mayo creando
y entregando a nuestras generaciones
jóvenes la verdadera devoción a la Virgen María.
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