DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO, 26 de febrero de 2017.
Todos: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Todos: Dios Bueno tú quieres a todos más que una madre buena pueda querer a sus hijos. Todos somos ante Tí Padre Santo muy especiales. ¡Que no desperdiciemos el amor que nos tienes!
El padre de Familia proclama el evangelio y lo explica según la necesidad de cada uno de los componentes de la familia.
Los Hijos: Jesús tú no sólo nos enseñas a amarte sino que nos das la manera de cómo hacerlo: poner nuestro corazón en Tí. No ponemos nuestro corazón en tí cuando estamos preocupados por otras cosas como: lo que piensen los demás de nosotros, el deseo de que sólo se fijen en mí los demás, que me salgan las cosas fáciles. Quiero poner mi corazón en Tí: Voy a pensar más en Tí. Todo lo que haga será para estar más cerca de Ti.
Los Padres: Señor Jesús tenemos muchas preocupaciones, agobios..., todo eso la mayoría de las veces es por las cosas materiales, el dios dinero, el dios poder, el dios tener..., que nos hace ser muy materiales, que nos hace ser muy egoístas y creer poco en tu providencia. Tú provees y vas por delante de nosotros. Tú eres el que proteges y cuidas, que nos dejemos en tus manos.
Todos: Tu Padre Jesús nos hace saber pedir y saber esperar. Pedimos ahora por tantas personas que les falta tantas cosas para poder vivir dignamente, por tantas personas que han perdido a familiares muy cercanos, por tantas personas que se siente falladas por Tí. Tú nunca nos dejas de la mano. Somos nosotros que nos separamos de tu amor y elegimos nuestra comodidad. Tú eres todo para nosotros y concédenos que seamos nosotros todo para tí.
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